En los ojos de el, te volví a ver…

Hace talvez 9 años atrás perdí al hombre más importante de mi vida, fue algo tan difícil y a la vez una enseñanza de vida tan grande. Después de su muerte nunca he soñado con el, a veces siento que lo olvide en la tumba fría donde quedo, me recrimino también algunas veces, que lo de vi a ver disfrutado más. Pero como dice la canción la vida sigue igual, no podemos olvidar el dolor de perder a nuestro padre o madre, solo aprendemos a vivir con ese dolor.

Hoy sucedió algo curioso, desayune con mi hermano Fernando, me quería contar un logro más en su vida. Me llena de orgullo platicar de el, porque es un hombre de éxito, pero le acostado mucho. El y mis hermanos son un regalo maravilloso que me dejo mi padre, cualquiera diría la frase trillada: “son mi sangre”, pero yo simplemente les puedo contar que son parte de mi alma.
Creo que mi padre al irse de esta tierra, supo dejar en el camino de mis hermanos y mío, el ejemplo a seguir masculino con Fer (como le decimos con cariño). Todo niño necesita de un buen ejemplo tanto femenino como masculino, en el caso particular de nosotros mi madre es un tesoro muy grande, que más ejemplo que ella. Y aunque perdimos a mi padre ya algo grandes, siempre necesitamos un buen ejemplo, un buen camino. Fernando mi hermano lo es, cardiólogo de profesión, puedo decir con mucho orgullo de los mejores en su especialidad a nivel del mundo. Pero quiero que sepan que no lo digo yo, sino sus colegas alrededor de este planeta, tienen un concepto muy lindo de el. También se que las oportunidades de estar en el extranjero han llegado, todavía no toma la decisión porque aunque a veces lo niega, el amor de familia pesa mucho en nuestros corazones.

Claro que nada fue gratis, su preparación empezó a los 6 años de edad y muchos años después todavía se sigue preparando. Tiene una familia linda, su esposa se llama Carolina y la princesa de la casa Daniella. Hoy comiendo unos desayunos florentinos en la San Martín (ojala me paguen por la publicidad), volví a sentirme orgulloso de el, aunque me reservo el logro que alcanzo, por razones obvias de inseguridad de Guatemala. Pero como buen tutor, buen maestro o simplemente mi hermano, me regalo una lección de vida muy grande.

Mientras sentados platicábamos, degustábamos de una comida juntos, nos mirábamos a los ojos. Fue en ese momento que me perdí en sus ojos verdes-celestes, el corazón latió muy fuerte y de di gracias a mi padre por el hermano tan bello que me dio.

En los ojos de el, te volví a ver…